9/02/2008

Hablemos de 'Gustav'

El ciclón Gustav se ha reducido hoy de tormenta tropical a depresión tropical y ha seguido debilitándose mientras se dirigía al noroeste, desde Luisiana hacia el noreste de Tejas, aunque todavía acompañado de fuertes lluvias.

El Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EEUU ha informado a las 9.00 GMT (11.00 hora española), en su parte final sobre el Gustav, de que la velocidad máxima sostenida de sus vientos había bajado a los 75 kilómetros por hora, con ráfagas más fuertes, mientras avanza a 17 kilómetros por hora.

A esta velocidad, el centro del Gustav debe sobrepasar hoy la parte occidental de Luisiana y entrar de lleno en la parte oriental de Tejas.

Más de 100 fallecidos

El CNH ha resaltado que "aparte de fuertes tormentas locales, la amenaza del Gustav ha cambiado y ahora incurre en lluvias torrenciales y en las consecuentes inundaciones en el interior", en vez de en los vientos y en las mareas en las costas.

Al menos siete personas han muerto hasta ahora tras el paso del Gustav en el sur de Luisiana como un ciclón de categoría dos, con menos fuerza destructiva que el Katrina, hace tres años.

Según las autoridades estatales, el número de muertos se eleva a siete en Luisiana, cuatro de los cuales eran enfermos en estado muy grave que han perdido la vida cuando estaban siendo evacuados de hospitales en Nueva Orleans. Las otras tres personas han fallecido en dos incidentes separados por la caída de árboles. A su paso por el Caribe, Gustav dejó al menos 96 muertos y una estela de destrucción.

El recuerdo del 'Katrina'

Mientras el ciclón avanza en dirección al sur de Tejas, más de 800.000 personas se han quedado sin electricidad en el sur de Luisiana. Se estima que hasta mañana no podrán iniciarse las tareas de reparación de los tendidos eléctricos.

El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, ha explicado que los sistemas de drenajes de los diques están funcionando y que hasta dentro de unas horas no se podrá asegurar que no habrá otro desastre como en el 2005, cuando las tres cuartas partes de la ciudad quedaron inundadas.

Desde Katrina, los diques han sido reforzados y el cuerpo de ingenieros de EEUU confía en que no se producirán grandes inundaciones.

Aunque no tan fiero como lo pintaban, Gustav llegó ayer a Luisiana (sur de EEUU) y por unas horas mantuvo atemorizada a Nueva Orleans. Al cierre de esta edición, sin embargo, en la ciudad dominaba la calma y una sensación de acelerada vuelta a la normalidad, aunque en las calles casi desiertas solo se veía a policías, militares y periodistas.
El huracán, que había dejado decenas de muertos a su paso por el Caribe, perdió fuerza al atravesar velozmente el golfo de México y su nuevo recorrido, virando hacia el suroeste, libró de un fuerte impacto directo a Nueva Orleans. Degradado a la categoría 2 de la escala Saffir-Simpson (de 1 a 5), con vientos de 175 kilómetros por hora, el ojo de Gustav tocó tierra alrededor de las 9.30 horas (15.30 en España) 110 kilómetros al suroeste, en Cocodrie, una diminuta localidad de unos 300 habitantes. Minutos después, el agua empezaba a superar en la ciudad el tope de los diques del Canal Industrial. Esa es la vía que conecta el lago Pontchartrain con el río Misisipí y atraviesa, entre otras zonas, el distrito 9, uno de los epicentros de la tragedia provocada hace tres años por las aguas agitadas por el huracán Katrina.
Hacia la una de la tarde, sobre el puente Claiborne, tomado por la Guardia Nacional, el huracán golpeaba la ciudad con su mayor intensidad. Era el viento, más que la lluvia, lo que empujaba las aguas por encima de los diques del Canal Industrial, reconocido incluso por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército como "el talón de Aquiles" del sistema de diques y canales que protege a Nueva Orleans de las crecidas del Misisipí y de las marejadas.

AGUA HASTA LOS TOBILLOS
Esas aguas inundaban algunas calles aledañas a los diques en el distrito 9. Las televisiones habían encontrado su imagen de peligro y amenaza, pero un paseo por la zona, con el agua alcanzando como máximo la altura de los tobillos, reforzaba la impresión de que, esta vez, Nueva Orleans se había librado de lo peor.
Hacia las dos de la tarde (las 21.00 horas en España), el cielo estaba aún totalmente cubierto, pero ya no dominaba un gris opaco sino uno casi blanco y brillante y el agua hacía ya rato que había dejado de caer. Había algunas calles anegadas, ramas desgajadas que bloqueaban algunas carreteras (pero casi ningún árbol entero) y algunos cables del tendido eléctrico caídos. Solo quedaba esperar y comprobar si resistían los diques, cuyo proceso de reforzamiento emprendido tras el Katrina no concluirá hasta el 2011.
La máxima preocupación era el West Bank, una zona al sur del Misisipí que recibe las aguas directas del golfo y donde no se ha construido aún el sistema de protección. Se vigilaba con atención, además, a dos pequeñas gabarras que se habían desamarrado y que podían provocar daños en las paredes del canal si impactaban con fuerza contra ellas.

REFUERZO INCOMPLETO
Según las autoridades, los diques son hoy más altos y más resistentes que hace tres años, cuando el 80% de la ciudad se inundó y murieron 1.500 personas. Pero lo cierto es que, pese a haber invertido ya algo más de 8.200 millones de euros, solo se ha ejecutado un 20% del plan de fortalecimiento.
Desde primeras horas de la mañana de ayer el efecto del Gustav se había dejado sentir con fuerza en una Nueva Orleans prácticamente desierta después de que se marcharan la inmensa mayoría de sus 239.000 habitantes, solo una parte de los dos millones evacuados en toda la franja costera entre Alabama y Tejas. Cuando el agua y el viento ya eran fuertes pero aún no demoledores, algunos vecinos se aventuraban a dar una vuelta o a pasear mascotas entre árboles que se doblaban como juncos. Luego se recluirían en sus casas, mientras en las fantasmagóricas avenidas del centro los rascacielos amplificaban como un órgano los sonidos de las violentas ráfagas de viento.
Si se cumplen los pronósticos, Gustav --rebajado ya anoche a la categoría 1-- se habrá degradado rápidamente a medida que se adentre en tierra y esta madrugada habrá alcanzado el este de Tejas. Su debilitamiento propició ayer una caída de los precios del petróleo, puesto que el mercado dejó de temer sus efectos en las instalaciones petrolíferas del golfo de México. Mientras, en el Atlántico, la tormenta tropical Hanna, próxima a las Bahamas, se convirtió en otro huracán.

No hay comentarios: