8/31/2008

Evacuan Nueva Orleans ante la llegada de "Gustav"

El alcalde Ray Nagin ordenó el sábado el desalojo de Nueva Orleáns ante el arribo del destructor huracán a una ciudad que todavía está recuperándose de la devastación dejada hace tres años por "Katrina"
Nagin dijo que la recomendación informal de desalojo que ha estado en pie durante días adquiere carácter obligatorio a la 8 del domingo, en el lado occidental de la ciudad. Para el oriental, entrará en efecto al mediodía.

Asustados por las previsiones de que Gustav se convierta en un huracán de categoría 5, alrededor de un millón de pobladores de la costa del Golfo de México han dejado ya la zona, desde antes de las órdenes oficiales.

Los pobladores abordaron autobuses, trenes, aviones y automóviles, congestionando las carreteras que salen de Nueva Orleáns, con el recuerdo fresco de Katrina, que inundó el 80% de la ciudad y dejó unos 1.600 muertos en la región.

Gustav ya ha dejado más de 80 muertos en el Caribe y si las previsiones se cumplen, podría tocar tierra el lunes por la tarde, entre la punta noreste de Texas y el occidente del Misisipí. Los meteorólogos advirtieron sin embargo que era demasiado pronto como para determinar si Nueva Orleáns nuevamente recibiría el impacto directo del meteoro, pero la población ha preferido no arriesgarse. Las gasolineras en las carreteras interestatales están quedándose sin combustible y los teléfonos están congestionados.

Los expertos del Centro Nacional de Huracanes han quedado sorprendidos por la forma tan rápida en que Gustav se fortaleció al recorrer el extremo occidental de Cuba, convirtiéndose en un monstruoso huracán de categoría 4 el sábado. El meteoro pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de gran poder en apenas 24 horas y podría pasar a la categoría 5, con vientos sostenidos mínimos de 251 kilómetros por hora (156 millas por hora), para el domingo.

"Esto le da una perspectiva diferente a los desalojos y esperamos que le dé un mensaje claro a la gente de la costa este para que esté verdaderamente atenta", dijo el jefe de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA en inglés), David Paulison.

Los hoteles estaban siendo cerrados y el aeropuerto de la ciudad está a punto de hacerlo también. Nagin previamente había recomendado la salida de los turistas y el secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, planeaba una visita el domingo a Luisiana para supervisar los preparativos de emergencia.

Como parte del plan de desalojo para Nueva Orleáns, desarrollado tras el paso de Katrina, las personas que no tienen forma de abandonar la ciudad hacían fila, a lo largo de más de kilómetro y medio (una milla), en el estacionamiento de la estación Union Passenger Terminal, esperando abordar vehículos con destino a refugios en el norte de Luisiana.

Joseph Jones, de 61 años, llevaba una toalla sobre su cabeza para bloquear al sol. Llevaba en fila dos horas y media, pero no se quejaba. Cuando el huracán Katrina golpeó la zona, Jones quedó atrapado en un puente de la autopista. "Esto no me gusta. Ir a un sitio que no conoces, con gente que no conoces", dijo Jones. "Y luego cuando vuelves, ¿estará bien tu casa?", añadió.

Bajo un intenso sol, muchas otras personas empujaban el carrito del bebé con una mano y la maleta con la otra. Voluntarios ofrecían agua y los equipos médicos se mantenían cerca por si acaso alguien se desmayaba o deshidrataba.

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