8/31/2008

Ingrid pasó sus primeras vacaciones junto a sus hijos

La ex rehén de la narcoguerrilla colombiana deicidió viajar para estar a solas con Melanie y Lorenzo después de seis años. Estuvieron dos semanas en la playa disfrutando del calor
Ingrid Betancourt dedicó su primer verano de libertad en más de seis años a sus hijos con quien pasó dos semanas de vacaciones en las Islas Seychelles, que ha concedido la nacionalidad a la ex rehén colombo-francesa de las FARC, según relata 'Le Figaro'.

La que fuera candidata a la presidencia de Colombia fue liberada, junto a otros 14 rehenes de la guerrilla, el pasado 2 de julio en una operación del ejército colombiano y llegó a Francia dos días después.

Después del torbellino mediático-político que protagonizó después de su liberacion, Betancourt y sus dos hijos, Melanie y Lorenzo, emprendieron el vuelo hacia las Seychelles, por invitación del Gobierno de ese archipiélago del Océano Índico.

La República de Seychelles es un grupo de 155 islas ubicadas en el Océano Índico, al noreste de Madagascar, con una superficie total de 455 kilómetros cuadrados.

En las maletas de quien pasó más de seis años cautiva en la selva había un vestuario completo, ofrecido por una creadora francesa de pret-a-porter, y un neceser de untuosas cremas, regalo de un fabricante de cosméticos de alta gama, revela el rotativo.

Apego a las islas

Entre 1985 y 1988, Betancourt había vivido en las Seychelles, donde su entonces y primer marido, Fabrice Delloye, era consejero económico en la embajada francesa en Mahé.

Allí dio a luz a Mélanie y amamantó al bebé de una mujer que no podía hacerlo. Era el hijo de un ministro.

Delloye, que próximamente será nombrado embajador de Francia en Costa Rica, confía al diario que entiende porqué ella escogió las Seychelles -un país que "ama infinitamente" y donde vivieron "momentos absolutamente maravillosos"-, para "aprehender de nuevo los espacios y la vida entera".

Estar a solas con sus hijos era para Betancourt "una verdadera necesidad, intensa e íntima", señalan sus allegados.

Cuentan que "apagó su teléfono móvil. Ni siquiera el Elíseo conseguía contactar con ella", mientras disfrutaba con sus dos hijos, durante dos semanas, la quietud de una de las treinta villas de un lujoso hotel implantado en una península privada de Mahé, por invitación del Gobierno de las islas.

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